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"El señor presidente" en opinión de contemporáneos de Miguel Ángel Asturias Rosales (página 2)




Enviado por Ariel Batres V.



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

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publicada la novela El Señor Presidente, varios articulistas presentaron su comentario sobre la
misma, a los que de hecho el periódico El Imparcial se refirió como “los grandes resonadores de
la nombradía” de Asturias.
Aunque la obra fue editada en México el 30 de agosto de 1946, según se lee en el
colofón de la misma, no fue sino hasta el año siguiente en que la prensa guatemalteca principió
a reproducir los comentarios de escritores, poetas, ensayistas, periodistas y novelistas; en el
caso de opiniones provenientes del extranjero, los artículos de prensa los transcribió de los
cables internacionales que recibía. Para ilustración del lector, se ofrece a continuación un
párrafo de lo que algunos opinaron, a manera de antojología; el texto completo puede
estudiarse en el siguiente capítulo de este trabajo: “El Señor Presidente en opinión de
contemporáneos de Asturias 1947-1952”, en el cual se cita la fuente exacta de donde se obtuvo
la información.

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4. Una laguna en la presente investigación
En su encomiable artículo sobre la novela de Asturias, el guatemalteco Jaime Quiroga
(seudónimo de José Manuel Arce y Valladares) desde la ciudad de San Salvador, El Salvador
(donde residía el 27 de junio de 1947), hace alusión y analiza la ilustración a lápiz o carboncillo
que “según él” se encuentra en la edición de 1946 de El Señor Presidente. Arce explica que:
“En la sobrecubierta aparece la sumisa y misérrima estampa de un hombre de
pueblo, con el imprescindible sombrero de petate entre las manos callosas, en actitud
de reverencia con que desde el más humilde campesino hasta el empingorotado señor
de campanillas, oían la anunciación de esas palabras mágicas: El Señor Presidente…
Actitud de supersticiosa reverencia al sólo oír mentar al Señor todopoderoso. En esa
figura cargada de greñas, surcada de arrugas profundas como infamantes latigazos, ojos
que revelan la endemoniada fórmula del dolor, el miedo y el hambre en partes
proporcionales, para apagar los restos de ímpetus bravíos, está sintetizada toda una
época; todo un estado de alma en el alma de un pueblo irredento. El ambiente que nos
rodea con sólo haber visto la sobrecubierta se nos va haciendo espeso y pesado;
trasciende a humedad de mazmorra, a sangre coagulada que se pudre sobre las
desgarraduras de la espalda durante días y días, meses y años.” 27
El que esto escribe tiene el privilegio de poseer un ejemplar de la edición princeps,
adquirido en una librería de viejo y cuyo antiguo propietario, quizá amigo del autor, dejó
anotado su nombre y fecha: “Guatemala, 23 de septiembre de 1946”; esto es, él lo obtuvo
apenas tres semanas después de su publicación en México y no obstante ello, los articulistas de
la época (nacionales y extranjeros, escritores y periodistas) como contemporáneos de Miguel
Ángel Asturias, dieron a conocer su opinión a partir del 24 de febrero de 1947, según se
desprende del primer “dictamen” transcrito en capítulo siguiente, del Abate de Mendoza
(español nacionalizado mexicano) y –con excepción hecha de José Manuel Arce y Valladares–
nadie menciona sobrecubierta alguna.
En la primera edición de 1946 que se tiene a la vista, no se incluye ninguna
sobrecubierta, solo la portada que se muestra en páginas atrás.
Como al comprarla pudiera haberse dado el hecho de que el librero haya retirado la
carátula aludida, con la estampa de un hombre de pueblo que tiene en sus manos un sombrero
de petate y posa en actitud de reverencia, se efectuó la consulta en varios portales de la Internet
27
Quiroga, Jaime; Una novela guatemalteca. El Señor Presidente. Guatemala : El Imparcial, viernes 27 de
junio de 1947. Página 3. El nombre es seudónimo del poeta José Manuel Arce y Valladares.

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y las ventas de libros usados que en el extranjero ofrecen la novela: todos colocan la imagen de
portada sin dicha sobrecubierta.
Se reconoce entonces que hay una “laguna” en la presente investigación y posiblemente
más adelante el tiempo y el proceso llamado serendipity permita que ocurra un accidente feliz y
sin proponérselo alguien encuentre la sobrecubierta que Arce y Valladares describe.
Como se sabe, después de la primera edición en México, Asturias llevó su novela a
Buenos Aires, Argentina, donde fue publicada la segunda edición en 1948 y la tercera
(corregida pues las anteriores tenían erratas) en 1952, ambas por Editorial Losada. La portada
de la segunda es sobria y la tercera tiene una ilustración hecha a mano, pero se trata
posiblemente de la imaginación del dibujante mostrando a los pordioseros o mendigos frente
al Portal del Señor e incluye un cintillo desprendible, con un “gancho publicitario” por el
premio obtenido en Francia. Véase a continuación ambas portadas: 28
2da. edición, primera de Losada, 1948
3ra. edición, segunda de Losada, 1952
28
Portadas tomadas de: http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-605378629-el-senor-presidente-miguel-
angel-asturias-_JM (edición de 1948) y https://en.wikipedia.org/wiki/El_Se%C3%B1or_Presidente (edición
de 1952).

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La “laguna de investigación” se acrecienta al leer la opinión de Letras del Ecuador sobre
la novela –publicada el 5 de julio de 1947, casi dos semanas después del comentario de Jaime
Quiroga–, la que entre otros aspectos hace referencia a “una nota editorial”, escrita
quizá en la solapa interior, al indicar:
“Pocas veces logramos encontrar en la novelística hispanoamericana una obra de la
fuerza de esta novela terrible. Miguel Ángel Asturias uno de los más conocidos
escritores guatemaltecos, poeta de altos quilates, cuenta una historia, terradora, ocurrida
durante la dictadura de Estrada Cabrera, en su patria. El libro, según nos dice una bella
nota editorial, debió llamarse Malevolge, 29 nombre dantesco sustituido luego por Tohil,
el dios devorador del hombre de la mitología indígena. Y eso es, en definitiva, El Señor
Presidente.” 30
El 29 de diciembre de 1947, el panameño Rogelio Sinán –seudónimo del escritor
Bernardo Domínguez Alba (1902-1994)– posiblemente se basó en la mencionada “nota
editorial” al explicar:
“Comenzó Miguel Ángel Asturias esta novela en diciembre del año 22, 31 en
Guatemala; la continuó en París en el año 1925; y acabó de escribirla el 8 de diciembre
de 1932. La obra ha requerido, pues, diez años de labor. Posiblemente la habría escrito
en un año, de haberle sido fácil dedicarse a ella debidamente y por completo. Pero los
altibajos a que está sometida la produción intelectual en nuestros países dificulta el
proceso de la creación artística.” 32
Esa “nota editorial”, al igual que la “sobrecubierta” del libro a que hace referencia
Jaime Quiroga, son las que este investigador no encontró. De que los autores de los
comentarios en junio y julio de 1947 tuvieron a la vista tales documentos, no se duda; pero lo
cierto es que buscando y buscando 70 años después, y aún teniendo a la mano la novela
original de 1946, la “laguna” continúa, lamentablemente.
Ojalá que el tiempo, lugar y circunstancias permitan hallar tan especiales documentos,
para completar los datos sobre la fabulosa novela.
29
Debe decir “Malebolge”.
30
Letras del Ecuador; El Señor Presidente. Juicio ecuatoriano. Guatemala : El Imparcial, sábado 5 de julio de
1947. Página 3.
31
“ diciembre de 1922” escribió Asturias en la última página de la novela.
32
Sinán, Rogelio; La novela de Asturias. El Señor Presidente. Guatemala : El Imparcial, lunes 29 de
diciembre de 1947. Página 3.

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II.
EL SEÑOR PRESIDENTE EN OPINIÓN DE CONTEMPORÁNEOS DE
ASTURIAS 1947-1952
“En este mundo de fábula que nos dejaron a quema estampa los
cronistas, no fue la menos importante, entre las artes, la poesía; y si poco
se habla y se conoce, cabe decir que fue la más combatida por los
religiosos, que la encontraron pecaminosa, frutal, solar, embanderada de
misterios y magia, diabólica, en una palabra, para su gusto ascético, sus
dogmas y teología.” Miguel Ángel Asturias, 1960 33
Además de la novela El Señor Presidente que examinaron los contemporáneos de
Asturias, varios de ellos recordaron que años atrás había publicado Leyendas de Guatemala (París,
1930). El poeta y periodista Hugo Arce Barillas (1952-2008), 34 de quien hace falta una
adecuada biografía y no obstante la calidad de sus escritos ni siquiera figura en los diccionarios
de autores guatemaltecos o en los más conocidos textos que tratan sobre la historia de la
literatura guatemalteca, 35 en su poema “Cuando te sueño”, quiso ver a Asturias cual un
viejecito sabio e inmortal, contando sus Leyendas a los niños de nuevas generaciones; pero se
33
Asturias, Miguel Ángel; Poesía precolombina. Selección, introducción y notas de Miguel Ángel Asturias.
Argentina : Compañía General Fabril Editora S. A., 1960. Página 4.
34
Es lamentable que de tan prolífico periodista y autor de varios libros, en las biografías y artículos que sobre
él se publicaron el mismo día de su supuesto “suicidio”, 23 de enero de 2008, no se indique el año de
nacimiento. Aquí se asume 1952, establecido con base en el reporte del periodista español José Elías
(radicado en Guatemala; escribe para El País, de España). “Veinticuatro horas después de que el cuerpo sin
vida del columnista de prensa Hugo Arce, de 56 años, fuera encontrado en una habitación de un hotel del sur
de la capital guatemalteca, la tesis del suicidio parece la más probable, mientras que las autoridades esperarán
el resultado de la autopsia para despejar los interrogantes que aún no tienen respuesta, informó Álvaro Matus,
fiscal de Delitos Contra la Vida.” Elías, José; Las autoridades guatemaltecas investigan la muerte del
periodista Hugo Arce. Publicado
el 25 de enero de 2008 en
http://internacional.elpais.com/internacional/2008/01/25/actualidad/1201215609_850215.html
35
“Escritor, periodista y columnista. Ha publicado varios libros, entre ellos Reunión de Cuentos (en
colaboración con Marco Augusto Quiroa), Los Gatos [por ejemplo], Alquimia I, Alquimia II, y Crónicas de
Amor. Fue columnista de El Gráfico, La Razón, El Imparcial, Siglo Veintiuno y Revista Crónica [así como]
del diario La Hora. Fue editor del periódico The Guardian, de Wisconsin, director del periódico comunal de
La Casa de la Esperanza, de Waukesha, Estados Unidos de América. Es licenciado en filosofía, egresado de
la Universidad de San Pablo, de Brasil.”
Guatemala-Tu-Nombre-Inmortal. Noticias de Guatemala Periodistas Independientes; Personajes famosos de
Guatemala, Hugo Arce.
Jueves, 31 de marzo de 2011
http://guatemala-tu-nombre-
inmortal.blogspot.com/2011/03/personajes-famosos-de-guatemala-hugo.html.

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trata de un sueño, de la Guatemala que no necesariamente es como Arce hubiera deseado. Un
extracto del mismo queda en los siguientes versos:
Cuando te sueño
“Cuando sueño, te sueño y en mi sueño, apareces
como te sueño, patria.
Libre de ataduras y verdugos, con gente
sonriendo en las calles y amaneceres de justicia y
de unidad cada mañana.
[…]
Y eres otra Guatemala, sin condenados a muerte
por el hambre y en donde el guerrillero cambió para
siempre, el fusil por el arado y Miguel Ángel
Asturias, es un viejecito sabio y amable, inmortal
y eterno que guarda nuestras costumbres y cuenta
nuestras leyendas a los niños del atrio de la
Catedral.
Y el Sombrerón está siempre enamorado de su
tierra y le hace trenzas de maíz en los volcanes,
mientras la Llorona ríe y el Cadejo nos protege de
MacDonalds y Burger King.” 36
Aunque distinto, en 1928 el sueño de Asturias era:
«Mi sueño es que en Guatemala haya hombres “físicamente vigorosos,
intelectualmente ágiles y moralmente dignos.”» 37
En el mes de julio de 1963 el poeta Julio Fausto Aguilera (1929), Premio Nacional de
Literatura “Miguel Ángel Asturias”, 2002, escribió algo similar en cuanto a sueños y esperanzas
por una Guatemala mejor:
La patria que yo ansío
“La patria, les decía, es una casa
donde habitamos todos como hermanos.
36
Arce, Hugo; Los gatos por ejemplo. Guatemala : s.e., 1995. Páginas 34 a 35.
37
Asturias, Miguel Ángel; La arquitectura de la vida nueva. Guatemala : Goubaud & Cía. Ltda, 1928. Página
57.

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Es una hermosa casa, mis amigos,
que todos afanosos levantamos.
La patria, la que sueño, es un plantío
donde triunfa el tractor, triunfa el arado
y un enjambre de brazos no se alcanza
cosechando los frutos y los granos.
[…]
Esta es la patria, esta es la que no existe,
la que vive en mi sueño desvelado:
la que atisbo y asedio en mis insomnios
como un puma por hambres asediado.” 38
Entre 1947 y 1952, sin ser todavía un “viejecito” pero sí “sabio”, los contemporáneos
de Miguel Ángel Asturias examinaron sus palabras, la historia cruenta del dictador retratado en
El Señor Presidente, y lo hicieron felicitando al autor por haberse atrevido a divulgar una historia
sin año ni lugar específico, y por ello catalogada como una novela que no describe el problema
sociopolítico de determinada región geográfica, sino de carácter universal, como rasgo
fundamental de una obra de arte.
Sin embargo, varios de los escritores cuyos artículos fueron publicados en el periódico
El Imparcial entre tales años, se dieron cuenta –y así lo explicaron– que no obstante que en su
ficción Asturias no proporciona el nombre del gobernante, se trata nada más y nada menos
que del tirano de los 22 años en Guatemala, Manuel Estrada Cabrera (1898-1920), el
Benemérito de la Patria, el Protector de la juventud estudiosa, y otros rimbombantes títulos
que sus paniaguados le dieron para su honra y más gloria, mientras que ellos confirmaban que
las raíces del servilismo corrían por sus venas y como señaló el novelista, nadie se preguntaba si
ante un señalamiento de traición o engaño o simple incumplimiento de deberes debía
declararse inocente porque sencillamente era culpable después o quizá antes de que el dedo del
amo le apuntara; básicamente el auto cuestionamiento debía ser si todavía gozaba de la
confianza del Señor Presidente. 39
38
Aguilera, Julio Fausto; 43 poemas. Selección de homenaje. Guatemala : Editorial Universitaria,
Universidad de San Carlos de Guatemala, 2014. Páginas 14 a 16. También en: Aguilera, Julio Fausto;
Geranios encendidos. Guatemala : Editorial Cultura, Ministerio de Cultura y Deportes, 2003. Páginas 20 a 22.
39
Cuando “Cara de Ángel” se reúne y recalca al “general Canales” que debe huir del país porque se le acusa
de haber dado muerte al “coronel Parrales Sonriente”, este señala que no es culpable; la respuesta que da el
esbirro es: “No se pregunte, general, si es culpable o inocente: pregúntese si cuenta o no con el favor del amo,

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En 1959 el expresidente de Guatemala Juan José Arévalo Bermejo (1904-1990)
describió al dictador Manuel Estrada Cabrera (Quetzaltenango, 21 de noviembre 1857 – Ciudad
de Guatemala, 24 de septiembre 1924), Presidente de Guatemala del 8 de febrero de 1898 al 8
de abril de 1920, calificándolo como un civil a cargo de un gobierno gendarme, aclarando que:
“Pero gobierno de militares no es lo mismo que gobierno de gendarmes, y el
Gobernante Gendarme de que venimos hablando, puede ser civil o militar. El
prototipo de los Gobernantes Gendarmes en Guatemala, fue un abogado de quien
llegó a decirse que odiaba al ejército: Manuel Estrada Cabrera. Gobernó el país durante
veintidós años. No dejó vivo un opositor. Los mataba por komunistas. Los yankis lo
amaban. Fue el mismo que contribuyó al desarrollo imperial obsequiando a la United
Fruit, entonces naciente (1904), el único puerto construido con fondos del Estado; y el
único ferrocarril que tenía la Nación. 27” 40
La nota 27 colocada por Arévalo al final de página indica:
“Guatemala ha padecido más de un Gobernante Gendarme, como el citado. Quizá por
eso mismo, la contribución literaria guatemalteca sobre la materia, es de la más alta
calidad. Desde ‘El Autócrata’ de Carlos Wyld Ospina (1929), pasando por ‘Ecce
Pericles’, de Rafael Arévalo Martínez (1945), hasta la mundialmente conocida novela de
Miguel Ángel Asturias ‘El Señor Presidente’ (primera edición 1945), 41 el pensamiento
guatemalteco retiene puesto de honor. Ya en segunda fila podría colocarse mi ensayo
de 1936 ‘Las Cuatro Raíces del Servilismo’, que toma el asunto en sus planos psico-
sociológicos.” 42
que un inocente a mal con el Gobierno, es peor que si fuera culpable.” Véase El Señor Presidente, Capítulo X,
“Príncipes de la milicia”.
NOTA: En el presente documento todos los textos que se transcriben provienen de la edición original:
Asturias, Miguel Ángel; El Señor Presidente. México : Editorial Costa-Amic, 1946. No se cita el número de
página, solamente el capítulo y nombre respectivo, para facilitarle al lector la búsqueda en ediciones
posteriores, considerando que la princeps no todos pudieran tenerla en su biblioteca personal.
40
Arévalo, Juan José; Antikomunismo en América Latina (Radiografía del proceso hacia una nueva
colonización). Buenos Aires: 2ª Edición, Editorial Palestra, Colección Vertientes de Libertad, 1959. Página
55. Nota: la primera edición también de 1959, de 5000 ejemplares, se agotó rápidamente y seis meses
después, en septiembre, se imprimió la segunda.
41
Fue en 1946, el 30 de agosto.
42
Loc. Cit.

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Del servilismo que ostentaban los secuaces de Estrada Cabrera se observó también en
tiempos del dictador Jorge Ubico, el gobernante de los casi catorce años (1931-1944). Y como
Juan José Arévalo vivió más de un lustro bajo su férula e incluso se declaró ubiquista en 1926
cuando la primera campaña presidencial de aquél, pudo examinar la situación y escribir –pero
viviendo ya en Buenos Aires– Las Cuatro Raíces del Servilismo, ensayo de interpsicología (1936,
publicado en Guatemala, 1945), donde compara la dictadura gendarme de Jorge Ubico con el
nacional-socialismo que preconizara y pusiera en práctica Adolfo Hitler; se considera que esta
fue la primera obra de análisis político de Arévalo, en la que su sustento principal es el análisis
de la libertad del hombre. Entre otros aspectos que permiten definir a un servil –cual enfermo
incurable–, Arévalo señala:
“Es lástima que los serviles no quieran nunca confesar su triste condición y
vivan siempre en la angustia de ponerse un disfraz que los defienda o improvisando
argumentos que los justifiquen. Pero de haber uno sincero, uno de esos enfermos
resignados y francos que quisieran explicarnos las finas etapas por las que pasan los
espíritus en las largas horas de aquel análisis y en los hondos instantes de la
consiguiente búsqueda de amparo, ya tendríamos a estas horas los preciosos
documentos para mejor fundamentar este ensayo. Pero desgraciadamente el servilismo
es enfermedad de vergonzantes. La sífilis, el cáncer, la tuberculosis y cuantas
enfermedades minan fatalmente el organismo son confesadas en la clínica del médico
para su pronta curación. El servilismo, enfermedad que mina la integridad de la
persona, no sólo no se confiesa sino que se ampara, se conserva, se alimenta y… se
propaga conscientemente, voluntariamente, ¡oficialmente!” 43
Estas palabras, expresadas por Arévalo en 1936, se ocuparon de situar el concepto del
servilismo como un mal inveterado en tiempos de la dictadura de Jorge Ubico. Sin que
necesariamente se haya inspirado en lo escrito por el ya presidente en 1945, en ese año el
dramaturgo y verbo de la revolución de octubre, Manuel Galich López (1913-1984) propuso
en el seno de la Asamblea Legislativa, donde él actuaba como Presidente, que se aprobara una
ley que castigara el servilismo. El poeta Luis Cardoza y Aragón (1904-1992) recordó tal
propuesta, e irónicamente la anota con doble sentido en un libro de su autoría que le obsequió
a Galich en tal año:
“Por esos días somete a la Asamblea Legislativa la Ley Galich que aspiraba a
considerar el servilismo como un delito, con la alegre idea de que a tal práctica debíanse
las dictaduras.
43
Arévalo, Juan José; Escritos políticos y discursos. La Habana, Cuba : Cultural S. A., 1953. Página 26.

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Al ejemplar de Apolo y Coatlicue, le puse esta dedicatoria: ‘A Manuel Galich,
autor de la ley de su nombre y otras comedias”. Abrió el libro, soltó la carcajada y lo
hizo circular entre sus acompañantes.” 44
Si alguna duda hubiera respecto a lo afirmado por Cardoza, el lector puede leer la
siguiente crónica del 8 de febrero de 1945, en la cual se indica que Galich presentó la ley en
mención, de la cual ya había manifestado a la Asamblea Legislativa sus intenciones desde un
mes antes:
“El diputado Manuel Galich, presidente de la legislativa, en sesión de ese alto
cuerpo, ayer, se refirió de nuevo a la moción que presentara el mes pasado referente a
que se incluya en las leyes penales el delito de adulación. Ayer, Galich, presentó la
moción en debida forma, dando el proyecto de articulado por incluir en el código y con
las consideraciones doctrinarias que respaldan su solicitud.
En las consideraciones, indica que el de la adulación es otro de los vicios
detestables para la sociedad, igual que otros delitos. Reconoce que el vicio a que se
refiere no se extirpa con decretos o declaraciones, «es cuestión de cultura cívica, de
formación ciudadana». No es el precepto legal, precisamente, el que impide el robo, el
crimen, la traición, etcétera, pero se consignan y clasifican, porque son hechos que
repugnan a la conciencia pública y ante los cuales ésta tiene que rebelarse y hacer sentir
su rigor al culpable, «y porque la ley supone que no siempre habrá jueces venales que la
burlen en obsequio de sus mezquinos intereses o de los caprichos de los gobernantes.
Puede muy bien ser que el articulado relativo a la adulación quede relegado como otros
muchos por ser obstáculo a la ambición y a las conveniencias de los poderosos. El
cumplimiento de la ley no tiene más garantía que la honradez de los hombres
encargados de velar por él. Es por eso que hasta hoy sólo han tenido vigencia
verdadera las leyes que protegen los intereses creados de los gobernantes, sus
cómplices y sus gobernadores, y jamás los que ponen en manos del pueblo, recursos
para contrarrestar los abusos de aquéllos».
[…]
44
Cruz, Víctor Hugo; Obra Dramática de Manuel Galich. Tomo III. Guatemala: Editorial Universitaria,
Universidad de San Carlos de Guatemala, 2015. Página 15. También en: Cruz, Víctor Hugo; Obra Dramática
de Manuel Galich. Tomo II. Guatemala: Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala,
1991. Página 9.

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Define el delito, así: «Las manifestaciones de hecho, de palabra o por escrito, de
elogios, halagos o subordinación incondicional, hecha públicamente, a funcionarios del
Estado por sus calidades personales, por sucesos de su vida privada o por los actos que
realicen en cumplimiento de sus obligaciones». 45
En su esencia, lo expresado por Arévalo sobre las raíces del servilismo o bien por
Galich en el proyecto de ley de febrero de 1945, son palabras que Miguel Ángel Asturias coloca
en la novela El Señor Presidente, y quizá por estar fresco el derribo de la dictadura de Jorge
Ubico dos años atrás, cuando la obra literaria se publicó en 1946 algunos creyeron que de él se
trataba. Empero, los críticos y escritores nacionales y latinoamericanos que dieron a conocer su
parecer sobre la misma, dieron en el clavo de que no era de este de quien el novelista había
tomado el “modelo”, sino de Manuel Estrada Cabrera. Así lo reflejan y anotan varios de ellos
en las páginas que textualmente se transcriben en el presente trabajo que pretende ser un
homenaje a Miguel Ángel Asturias, en este 2016 que se cumplen 70 años de la primera edición
de El Señor Presidente.
Para efectos de conocer qué opinaron los contemporáneos de Asturias
“inmediatamente después” de que fue publicada la novela El Señor Presidente, se consultaron los
ejemplares correspondientes de El Imparcial a partir del 1 de septiembre de 1946 (el 30 de
agosto fue editada en México) a junio de 1954 (el 27 de junio, día de la renuncia de Jacobo
Arbenz Guzmán, Asturias se encontraba todavía en Guatemala y en la tarde partió hacia El
Salvador). 46 No se continuó la verificación del mes de julio de 1954 en adelante, a sabiendas
que el nuevo régimen impidió la publicación de cualquier referencia a Asturias, ni siquiera para
mencionarlo en su papel de literato, y de todos los que consideraba comunistas. El 14 de tal
mes entregó el cargo de embajador de Guatemala en El Salvador. 47
45
El Imparcial; Hay que ir a la causa de la cimentación de tiranías: el servilismo, dice Galich. Presentó
moción contra los aduladores en forma concreta. Guatemala : jueves 8 de febrero de 1945. Páginas 1 y 2.
46
Llegó a San Salvador en la noche e inmediatamente fue entrevistado por periodistas que querían saber de la
situación en Guatemala, pues ya habían escuchado el mensaje de renuncia de Arbenz por la radio. Asturias
dio declaraciones cual diplomático: ya sabía de la entrega del cargo pero…. Véase: Prensa Libre; Miguel
Ángel Asturias habla de la magnífica moral de nuestras tropas. Declaración a la prensa salvadoreña.
Guatemala : lunes 28 de junio de 1954. Página 2.
47
“Las gracias por los servicios prestados, dio la Junta de Gobierno al licenciado Miguel Ángel
Asturias, quien había venido desempeñando el cargo de embajador de nuestra patria ante el gobierno y pueblo
de la hermana república de El Salvador.” Diario de Centro América; Nuevo embajador de Guatemala en El
Salvador. Guatemala : miércoles 14 de julio de 1954. Página 1.

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Como se indicó supra, el proceso de copiar todos los artículos encontrados, publicados
entre 1947 y 1952, se hace con el fin de que los lectores de hoy en día dispongan de estos y los
tengan a la mano para futuras consultas, habida cuenta que los originales están resguardados en
los excelentes archivos de la Hemeroteca Nacional de Guatemala “Clemente Marroquín Rojas”
y según se tiene entendido, con base en la búsqueda efectuada en varias fuentes, tan solo dos
obran en recopilaciones editadas en forma de libro; el resto quedaron impresos únicamente en
las páginas del periódico El Imparcial de Guatemala.
El “único” cambio que se hizo en los textos transcritos fue anotar en cursivas los
nombres de obras literarias, pues en el periódico aparecen con letra normal.
Finalmente y por aquello de que mano aleve quisiera señalar que hubo preferencia por
la consulta exclusiva en el periódico El Imparcial, para establecer y compendiar las opiniones de
los contemporáneos de Asturias acerca de la novela El Señor Presidente, y que “debió” haberse
consultado en otros medios informativos de la época, tales como por ejemplo Prensa Libre
(fundado el 20 de agosto de 1951), Nuestro Diario, La Hora, Impacto, El Espectador, Diario de
Centroamérica y otros “de mayor circulación”, solamente se aclara anticipadamente que la
revisión de estos no se realizó por una simple razón: limitación de tiempo y recursos. Buscar
en cada uno equivale a 313 ejemplares por año (no se cuentan 52 domingos porque en aquella
época no circulaban en tal día) y por lo menos 1,878 números anuales sumados los seis
periódicos mencionados, y para el período 1946-1954 el total sería de 15,024. Se considera que
con la indagación en el periódico El Imparcial fue suficiente, por cuanto el proceso implicó
buscar solamente entre 2,504 números correspondientes al período que cubrió la investigación,
amén de que dicho medio informativo, vespertino, era reputado como “el de mayor
circulación” durante los años a que se refiere la presente investigación.
El primer artículo encontrado con opinión acerca de la novela El Señor Presidente, escrito
por un contemporáneo de Asturias, fue publicado en El Imparcial el 24 de febrero de 1947, en
tanto que el último en el mismo diario el 17 de mayo de 1952.
Claro que antes del 1 de septiembre de 1946 y después del 17 de mayo de 1952 hubo
otros artículos sobre Asturias, e incluso varios de él incluyendo una buena cosecha de sus
poemas, 48 pero referentes a la novela solo los que aquí se transcriben.
Se deja la inquietud para que futuros investigadores revisen y copien lo que en otros
periódicos se dijo sobre la obra en cuestión, y de paso seguramente encontrarán artículos
48
Sobre los poemas y artículos de Asturias en el período hay varias tablas que condensan lo publicado,
especialmente en el periódico El Imparcial, en Capítulo V de: Batres Villagrán, Ariel; Miguel Ángel Asturias
con la magia de los tiempos. Publicado el 19 de octubre de 2015 en
https://www.academia.edu/16999878/Miguel_%C3%81ngel_Asturias_con_la_magia_de_los_tiempos.

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referentes no solo a la misma sino a otros libros de Asturias, como por ejemplo Leyendas de
Guatemala (1930), Sien de alondra (1949), Hombres de maíz (1949) y Viento fuerte (1950). Sobre estas
obras, en las páginas de El Imparcial aparecen varios, pero no fueron incluidos en el presente
trabajo por centrarse el mismo exclusivamente en lo que se dijo sobre El Señor Presidente.

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1.
Una gran novela de Miguel Ángel Asturias. El Señor Presidente. Por: Abate de
Mendoza. México, 24 de febrero de 1947
«Abate de Mendoza», seudónimo del mexicano José María González de Mendoza (1893-1967); escritor,
traductor, diplomático y académico de origen español, nacionalizado mexicano. Compañero de estudios de
Asturias, ambos alumnos del profesor Georges Raynaud, director de Estudios sobre Religiones de América
Precolombina en la Escuela de Altos Estudios de París.
“El poeta guatemalteco Miguel Ángel Asturias ha publicado en México su novela El
señor presidente, tomo in-80., de 324 páginas, con el pie de imprenta de la editorial Costa-Amic. 49
Es una obra extraordinaria, en el sentido estricto de ese vocablo: sale de lo habitual, de
cuanto forma la masa novelística en nuestro idioma. Desde luego, por el sentido de creación de
poeta que se dio a conocer con plaquettes deliciosas: Rayito de Estrella, Emulo Lipolidón y
Alclazán,50 y que supo revitalizar, por decirlo así, las narraciones de antaño en un libro
bellísimo: Leyendas de Guatemala, vertido al francés por Francis de Miomandre.
Miguel Ángel Asturias conoce a fondo el pasado de su país. El y quien esto escribe
tradujimos al español en París, la versión francesa que nuestro docto maestro en la escuela de
altos estudios, el profesor Georges Raynaud, hizo del Popol-Vuh, directamente del quiché, y de
los Anales de los Xahil, directamente del cachiquel. Diré, de paso, que las dos traducciones han
corrido con suerte: la biblioteca del estudiante universitario, de la Universidad nacional
autónoma de México, prepara ya la tercera edición de ellas. 51
El poeta, pues, presta al novelista efectos sorprendentes —sólo les encuentro
equivalencia en ciertas páginas de «Ulises» y, sobre todo, en el «Finnegan’s Wake», de James
Joyce—, mediante la utilización de recursos tradicionalmente reservados a la poesía, tal la
aliteración con que comienza el relato, o el capítulo que pinta la febril alucinación del «Pelele».
Pocas novelas hay tan fuertes y dramáticas, con tan acerbo sentido de lo humano,
como esta. La recorre, con íntimo temblor, la angustia de todo un pueblo. El epígrafe,
hábilmente sacado del Popol-Vuh, reza: «… entonces se sacrificó a todas las tribus ante su
rostro». La deidad exigente en holocaustos es Tohil, ídolo quiché de la lluvia, que pasa, en
alucinante visión, hacia el final del libro y con el cual se equipara al Señor Presidente.
49
Corregido como aparece. En el original dice: Cost-Amic.
50
El Abate de Mendoza utiliza el galicismo de plaquette para referirse a las pequeñas producciones literarias
de Asturias hasta ese año, las cuales no superaban las 30 páginas cada una. Hoy en día las plaquettes son más
conocidas como pequeños “folletos” e incluso hay una norma internacional no escrita que indica que todos los
trabajos menores a 50 páginas deben considerarse como folleto y no debe considerarse en calidad de libro.
51
Junto con el Abate de Mendoza, Asturias tradujo al español el Popol Wuj con el título: Los dioses, los
héroes y los hombres de Guatemala antigua o el Libro del Consejo Popol Vuh de los indios quiché (1927).

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Las escenas descritas se graban en la mente con trazos indelebles. Difunden en el
espíritu la honda, amarga tristeza que nace de advertir que el hombre es lobo para el hombre.
Porque el déspota no existiría sin los sicarios, si no encontrase a profusión verdugos en los que
apoyarse. El es el catalizador de los malos instintos. Y más odiosos que el tirano son sus
instrumentos, sus «incondicionales», la vil ralea de los tiranuelos.
La pintura es vigorosísima. Los mendigos en el atrio de la Catedral hacen pensar,
inevitablemente, en las aguafuertes de Callot. Y en Goya la muerte del Mosco en la
comandancia de la policía. Esto es: la descripción tiene la intensidad dramática, el «phatos» que
hizo inmortal a la obra de aquellos grandes artistas del buril. 52
Pero quizás más que en los episodios de torturas y perversidad, el mérito de esta gran
novela radique en las escenas de costumbres, en los sabrosísimos diálogos, salpicados de
modismos «chapines», con las corruptelas prosódicas del habla popular, que un «vocabulario»
explica; y en la pintura de tipos tomados de la vida misma, de la entraña del pueblo
guatemalteco. Citaré sólo, entre una legión. La Masacuata, 53 tan gallarda y brava, tan
típicamente hembra mestiza, arisca al deseo. 54
52
“phatos” es una voz griega que significa afección, emoción, pasión. Fue utilizada por Aristóteles como uno
de los modos aplicados para persuadir a otros por medio de la retórica, sea esta oral o escrita. Sobre el tema
este escribió Arte retórica (Ars rhetorica) y Poética (Ars poetica). En Arte retórica, más conocido como
Retórica, es donde explica los tres modos de persuasión que debe utilizar quien por medio del discurso
pretende influir sobre los oyentes.
Un pintor puede transmitir emociones especiales, “phatos”, a quien observa su obra de arte, en tanto que logre
despertar sentimientos de aceptación de su contenido e incluso hacer decir a la persona que refleja lo que él
piensa de determinada situación, expuesta en el lienzo.
En retórica, el “phatos” constituye la capacidad del escritor para provocar emociones en el lector, que lo
hagan sentirse identificado con un personaje de la novela o bien rechazarlo, como ocurre con el dictador de
Asturias: dadas las características del mismo, expuestas a lo largo de la ficción, quien lee puede hasta
compararlo con tiranos y gobernantes de hoy en día, que actúan de manera similar, provocando que incluso
piense que son un calco de lo que leyó.
53
Copiado como aparece en el texto del Abate; Asturias lo escribe igual en su novela. En algunos libros se
anota masacuata con “s” y en otros mazacuata con “z”. La forma recomendada es «mazacuata», aunque el
Diccionario de americanismos recoge también «masacuata», pero restringe su uso a Honduras, El Salvador y
Nicaragua.
54
“La Masacuata” era propietaria de la Fonda El Tus-Tep. En Capítulo XI, “El rapto”, Asturias refiere que
ante los pedidos de amores del policía “Lucio Vásquez” ella se negaba: “Súplicas, amenazas, regalitos, llantos
fingidos y verdaderos, serenatas, tustes, todo se estrellaba en la negativa cerril de la fondera, la cual no cedió
nunca ni jamás se dio por las buenas. «El que me quiera —decía—, ya sabe que conmigo el amor es lucha a
brazo partido.»”

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Pasma el acopio de riquezas de observación atesoradas en este libro desolado y acre.
Los pormenores psicológicos corren parejas con las pinceladas realistas, con las tumultuosas
creaciones oníricas.
De mano maestra está escrita la novela, y la maestría se advierte lo mismo en el
movimiento y línea general de la acción que en los detalles, de vivo colorido. El autor logra el
dificilísimo acierto de dar verdad a la ficción. Las figuras, principales o secundarias, están
construidas con impresionante relieve. El Presidente alcanza una especie de épica
monstruosidad, una torva grandeza en el mal, que le vuelve símbolo y representación de todos
los tiranos que América ha padecido. La pintura de tales déspotas tiene abolengo en la
literatura americana, como el hecho mismo en nuestra historia política. A la memoria vienen
Facundo, las páginas de Amalia donde Mármol revivió la dura imagen de Rosas. Y es junto a
esos libros inmortales donde hay que poner la escalofriante obra maestra que Miguel Ángel
Asturias ha dado a las letras iberoamericanas.
(De El Nacional, de México).” 55
NOTA:
En su artículo de 1947 el Abate de Mendoza señala:
“Miguel Ángel Asturias conoce a fondo el pasado de su país. El y quien esto escribe
tradujimos al español en París, la versión francesa que nuestro docto maestro en la
escuela de altos estudios, el profesor Georges Raynaud, hizo del Popol-Vuh,
directamente del quiché, y de los Anales de los Xahil, directamente del cachiquel. Diré,
de paso, que las dos traducciones han corrido con suerte: la biblioteca del estudiante
universitario, de la Universidad nacional autónoma de México, prepara ya la tercera
edición de ellas.”
Al respecto, cabe recordar que en calidad de alumnos del profesor Raynaud ambos
tradujeron al español la versión que en idioma francés este había preparado antes del Popol
Wuj, con el título: Los dioses, los héroes y los hombres de Guatemala antigua o el Libro del Consejo Popol
Vuh de los indios quiché, publicándola en 1927. 56
55
Mendoza, Abate de; Una gran novela de Miguel Ángel Asturias. El Señor Presidente. Guatemala : El
Imparcial, lunes 24 de febrero de 1947. Página 3.
56
Entre otras ediciones, véase: Anónimo; Popol Vuh o Libro del Consejo de los indios quichés. Traducción de
Miguel Ángel Asturias y José María González de Mendoza. México : Séptima reimpresión. Edición mexicana
(Editorial Océano de México) de Losada S. A., 2004.

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Asturias fue embajador de Guatemala en El Salvador a partir de enero y hasta e
inclusive el 14 de julio de 1954. Estando ahí escribe el artículo “La biblia de los indios quichés
o biblia de América”, fechándolo “(San Salvador, 1954)”, el cual publica en el periódico El
Nacional, de Caracas –Venezuela– el 9 de marzo de ese año. En el mismo describe ampliamente
el contenido del Popol-Vuh, al que también denomina como Manuscrito de Chichicastenango o bien
Libro del Consejo y hasta explica una “guía” para leerlo. No menciona su propio trabajo de
traducción al español, junto con el Abate de Mendoza, de la versión francesa del profesor
Raynaud, pero sobre este destaca:
“Entre las últimas versiones del texto quiché, la más autorizada es sin duda, la
del Profesor Georges Raynaud, el cual durante medio siglo tuvo a su cargo la cátedra
de Religiones Antiguas de la América Media, en la Universidad de París. 57 El rigor
científico de este investigador, su conocimiento profundo de las lenguas indígenas
derivadas de la lengua maya, le permitieron rectificar muchas de las incorrecciones en
que por su fantasía incurrió el Abate Brasseur, entusiasmado, como muchos, por
emparentar el texto aborigen con las creencias occidentales, y aclarar algunos pasajes
oscuros del texto, poniendo más felices interpretaciones.” 58
Modestamente Asturias no se refirió a dicha traducción en 1960 cuando en la
“Introducción” de Poesía precolombina (que personalmente preparó en calidad de compilador)
indicó:
“[…] Al dividir esta antología en tres grandes partes: ‘Dioses’, ‘Héroes’ y
‘Hombres’, […] lo hemos hecho como un homenaje al desaparecido profesor Georges
Raynaud, quien durante cerca de medio siglo enseñó en la Universidad de París ‘Mitos
y Religiones de la América Media’, y tituló su magistral versión del ‘Popol Vuh’, ‘Los
Dioses, los Héroes y los Hombres de Guatemala Antigua’.” 59
No se puede dudar de que ambos traductores hayan sido alumnos del citado profesor,
así como otros latinoamericanos, según lo describe un investigador:
“Representantes de la escuela francesa de etnografía, como Georges Raynaud, director
de Estudios sobre Religiones de América Precolombina en la Escuela de Altos
57
Se trata de la Escuela de Altos Estudios de París, de la Universidad de la Sorbona de París, en la cual estuvo
inscrito durante los años académicos de 1926-1927 y 1927-1928.
58
Véase “La biblia de los indios quichés o biblia de América” en: Asturias, Miguel Ángel; América, fábula de
fábulas. Op. Cit., página 284.
59
Asturias, Miguel Ángel; Poesía precolombina. Op. Cit., páginas 9 a 10.

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Estudios de París, quien llegaba de Yucatán con los textos del Popol Vuh, contribuyeron
a despertar conciencia del mundo prehispánico en Ricardo Guiraldes, Miguel Ángel
Asturias, José María González de Mendoza, César Vallejo, Luis Cardoza y Aragón y
Epaminondas Quintana, quien asiste a sus clases en la Sorbona.” 60
Con base en lo antes dicho, y en especial por la propia afirmación del Abate de Mendoza,
no puede explicarse por qué un gran poeta y amigo de Asturias, como lo fue Luis Cardoza y
Aragón, se haya dejado llevar por chismes de pasillo para negar que Asturias hubiese
participado en la labor de traducción, al decir:
“Ahora estamos al corriente de que Asturias no tradujo el Popol Vuh. Lo tradujo José
María González de Mendoza (1893-1967), Abate de Mendoza. Los datos acerca de ello
son indudables. Textos muy divulgados no mencionaban al Abate al hablar de la
traducción del Popol Vuh. Si recojo esta información, que conocí sorprendido, se debe a
que se trata de una aclaración pertinente, dada la categoría de los protagonistas: tanto
González de Mendoza como Francisco Monterde fueron muy respetados por su
responsabilidad intelectual y honradez absolutas.” 61
Sin comentarios, a lo dicho por el respetable Cardoza.
60
de la Mora Valencia, Rogelio; “Intelectuales guatemaltecos en México: del movimiento Claridad al
antifascismo, 1921-1939”. Op. Cit., página 131.
61
Cardoza y Aragón, Luis; Miguel Ángel Asturias, casi novela. México : Biblioteca ERA, 1991. Páginas 15 a
16.

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2.
Comentarios. El Señor Presidente. Por: Lorenzo Montúfar Navas. 1 de marzo de
1947
“El Abate de Mendoza, conocido colaborador del diario El Nacional de México,
comentó recientemente la última novela de Miguel Ángel Asturias, El Señor Presidente; ese
comentario fue reproducido en esta misma página, y hoy, nosotros queremos referirnos a esa
novela sencillamente impulsados por la múltiple impresión que su lectura nos causó, así como
porque si bien es cierto que la obra alcanzará el plano que le corresponde en la literatura
americana en cuanto se difunda, también es cierto que ahora estas líneas pueden ser, de cierto
modo, un aliento para el autor —no precisamente por necesitarlo — en cuanto que por ellas le
llegará nuestra opinión de voz popular.
Mejores comentarios se han hecho de El Señor Presidente, mejores comentarios habrán
de hacerse y de ellos saldrá catada la obra para pasar a formar entre las grandes; mas no por eso
— con el perdón del autor — dejará de interesarle el cómo de la forma en que fue recibida su
obra por el público guatemalteco; con una verdadera novedad por el tema y por su forma. El
tema, oportunísimo por sus dimensiones de aplicación a todos los tiranuelos nuestros y
extraños con sus cohortes de incondicionales y simpatizadores; la forma, chapinísima con una
sabrosura literaria que disimula con toda fortuna algunos vocablos atrevidos y no usados
anteriormente (ni en La Gringa, de Wyld Ospina ni en El Tigre, de Flavio Herrera) en nuestras
novelas criollas.
Logra también Miguel Ángel, todo un triunfo, en algunos personajes como el Pelele,
la Masacuata 62 y el Auditor que perfectamente caracterizados se deslizan en la escena como
personajes reales, tomados de la realidad. Hay pasajes asimismo oportunísimos en que se da
cuenta del modo en que se desplaza un pueblo bajo la tiranía de un dictador: el doctor Luis
Barreño, aspirante al cargo de médico de cabecera; la venta de mujeres recluidas en la Casa
Nueva, por medio del auditor, a los prostíbulos; los partes de los orejas y adictos al régimen
entre los que llegan también otros como éste: «Tomás Javelí participa su efectuado enlace con
la señorita Arquelina Suárez, acto que dedicó al Señor Presidente de la república»; 63 las juergas
y jolgorios de casa presidencial; y los fusilamientos y ardides para desplazar a los presuntos
«traidores», así como ingeniosos suplicios para ultimar a las víctimas que habían cometido el
62
Seguramente insertada por el jefe de redacción de “El Imparcial”, al pie de la columna donde finaliza esta
parte del artículo aparece la siguiente frase: “Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de
la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país. —Macaulay.”
63
Es el parte número 16 que aparece en las últimas dos líneas del Capítulo XXXIII, “Los puntos sobre las
íes”, en El Señor Presidente.

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gravísimo delito de ser non gratas al «Señor Presidente Constitucional de la República», o
simplemente a los subalternos. Cara de Ángel es una brillante caracterización de hombre
arrepentido y que por el amor de Camila llega hasta a morir después de su boda, sumido en un
calabozo, alimentado con caldo mantecoso con desechos de carne gorda y pedazos de tortilla,
y teniendo que satisfacer sus necesidades fisiológicas en un bote común a una docena de
prisioneros «políticos».
Las actividades literarias del novelista y poeta Asturias, pueden estar ya satisfechas con
El Señor Presidente, que pasa a formar en la constelación de Leyendas de Guatemala, Rayito de
Estrella, Alclasán y Emulo Lipolidón del mismo autor, en el cielo literario de Guatemala en donde
también con nuestros ojos periscopiados admiramos a una pléyade de conocidos autores
nacionales.
LORENZO MONTÚFAR NAVAS” 64
NOTA:
Al igual que Asturias, Lorenzo Montúfar Navas era periodista y
publicaba sus artículos en las páginas de El Imparcial. Ambos, miembros
de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), fundada
precisamente en ese año de 1947, cuando él escribe su comentario sobre
El Señor Presidente. 65
En 1947 el señor Montúfar, en ese entonces todavía estudiante de
humanidades en la Universidad de San Carlos de Guatemala, laboraba en
El Imparcial como redactor; fue designado por dicho periódico para
cubrir los eventos relacionados con la reunión de la Unesco a realizarse a
partir del 3 de noviembre en México. 66 El gobierno de Juan José Arévalo nombró como sus
representantes a Adolfo M. Monsanto y Antonio Morales Nadler (escritor), embajador y
cónsul general respectivamente, en el mencionado país. 67
64
Montúfar Navas, Lorenzo; Comentarios. El Señor Presidente. Guatemala : El Imparcial, sábado 1 de marzo
de 1947. Página 3.
65
El Imparcial; Confraternidad de los periodistas. Ágape y convivio en pleno buen humor. 40 miembros de la
APG celebran toma de posesión de su directiva. Guatemala : lunes 19 de mayo de 1947. Página 1.
66
El Imparcial; Delegado de El Imparcial en la UNESCO. Guatemala : martes 28 de octubre de 1947. Pág. 1.
Foto incluida.
67
El Imparcial; Observadores de Guatemala ante la UNESCO. Guatemala : sábado 8 de noviembre de 1947.
Página 5.

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Llegó el año 1949; Asturias ocupaba el cargo de Agregado Cultural en la embajada de
Guatemala en la Argentina, Buenos Aires. Montúfar Navas fue parte del grupo de estudiantes
universitarios que arribó a dicha ciudad, encabezados por el decano de la Facultad de
Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala, licenciado José Rölz Bennet,
quienes fueron en plan de conocimiento y turismo, visitando varios lugares incluyendo
universidades, empresas periodísticas y Editorial Losada.
Asturias se empeñó en mostrarles la ciudad y conseguirles facilidades para su
transportación, alojamiento e ingreso gratuito a diversos sitios, 68 y se aprestó a despedirlos tras
su partida hacia Chile donde continuarían su periplo de viaje. 69 Los estudiantes retornaron al
país cinco semanas después de haber salido de Guatemala. 70
A su regreso, Montúfar publicó un artículo donde –sin citar el nombre de Asturias– se
quejaba de lo mal que fueron atendidos en Buenos Aires, provocando una seria reacción del
novelista en su calidad de funcionario diplomático, quien editó su airada respuesta en El
Imparcial. Para rebatir, el Agregado Cultural transcribió parte del artículo de Montúfar, quien
expresó: “A petición de nuestros compañeros de viaje, todos y motu proprio, expresamos las
más cumplidas gracias a esos países en donde se nos atendió con la más alta cordialidad y en
donde por ninguna circunstancia, ni aun por la diferencia de idioma como en Brasil, nos
sentimos extranjeros. Eso contrasta con Buenos Aires donde encontramos, por razones que
expresaremos más adelante, el más gélido ambiente y lo que nos confirma que Argentina,
juzgada por el extranjero a través de su capital, ha dejado de ser auténticamente americana
como lo somos Guatemala, México, Brasil, Uruguay, Colombia, etcétera.” Frente a tal
señalamiento Asturias riposta que es falso que recibieran malos tratos, califica a Montúfar de
estudiante y mal redactor –no de periodista –; rebate los conceptos de este, señalando que:
“impulsado por el deseo de no permitir se engañe tan impunemente a la opinión con respecto
68
El Imparcial; En Buenos Aires nuestra delegación estudiantil. Agasajados en la Embajada; visita
universitaria; recibidos en las redacciones de grandes diarios. Guatemala : martes 1 de febrero de 1949.
Páginas 1 y 2.
69
El Imparcial; Embajada cultural. Paso de los estudiantes por Buenos Aires. Guatemala : miércoles 2 de
febrero de 1949. Página 3.
70
El Imparcial; De retorno de su visita a América del Sur la delegación estudiantil. Será objeto de un
agasajo; la aviación militar de Guatemala se apunta un éxito al cumplir difícil itinerario puntualmente.
Guatemala : lunes 14 de febrero de 1949. Páginas 1 y 5.
El Imparcial; Cumplió su meta delegación estudiantil a Sudamérica. Enseñanzas serán benéficas a nuestra
Universidad; visita a El Imparcial. Guatemala : viernes18 de febrero de 1949. Páginas 1 y 4.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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